PIDE PROTECCIÓN Y AYUDA A LA DIOSA

DIOSA MADRE, ¡CONCÉDEME TUS DONES!

La divinidad en su triple aspecto representa a la diosa del Cielo, de la Tierra y del Infierno. En tanto que diosa del cielo era la luna: la Luna nueva es la diosa niña. La luna llena es la diosa mujer y la luna creciente es la diosa anciana y sabia.

En tanto que Diosa de la Tierra animaba a los árboles, las plantas y los animales, dominaba las tres estaciones: Primavera, Verano e Invierno. En tanto que Diosa del Infierno se preocupaba del nacimiento, de la procreación y de la muerte. Los poetas de la antigua Europa adoptaron a la triple diosa como la musa. Principalmente, sus tres aspectos formaban casi un círculo mágico de iniciación, (nacimiento), desarrollo (vida) y final, (muerte).

Las tres damas vinieron de oriente, una con fuego y dos con hielo. Fuera contigo, fuego, y adentro contigo, hielo.

La tradición poética de la antigua Europa se basaba en principios mágicos en los que la Diosa, como musa, jugaba un papel importante, y sus símbolos servían de parámetros para el desarrollo de un tema. La tradición de los bardos celtas que iban de pueblo en pueblo y recitaban a la sombra de un árbol o junto a la chimenea de una gran casa, fue la fuerza principal que, gracias a la transmisión oral mantuvo con vida la mitología que se había extendido en las primitivas civilizaciones.

La mujer se convirtió en la musa, la inspiradora del amor cortés y las historias de amor. El fin al que su amante tendía no era la consumación del fruto agridulce del amor, sino la experiencia del amor cortés en si, pues éste elevaba el espíritu al esplendor de la vida eterna.

INVÓCACIÓN A LA DIOSA PARA SER MÁS FELIZ

Si eres mujer, puedes invocarla. Pero si eres hombre, también invocar a la Diosa Madre, no te preocupes. Es la madre tierra, la madre de todos nosotros. Si tienes perdido/a, si no sabes qué decisión tomar, si estás en un momento bajo o tratas de recuperarte después de algún mal momento, de una ruptura, de una pérdida, INVOCA A LA MADRE. Ella te ayudará a reencontrarte contigo mismo/a.

CÓMO HACERLO

Busca un lugar apartado, en el que nadie te vea ni te moleste. Puede estar en tu casa o fuera, en el campo, en la playa, en el bosque, en un río, donde puedas o quieras.

Escribe en un papel lo que quieres contarle y lo que quieres pedirle. No se trata de pedir cosas materiales, sino de hablar con la Madre, que te escucha, y pedirle consejo o consuelo.
Cuando tengas tu carta preparada, ponte ropa cómoda, busca un momento antes del anochecer o antes del amanecer, y prepárate para hacer tu ritual.
Si estás en el exterior, busca el norte y con la punta de los dedos dibuja alrededor de ti un círculo imaginario empezando por el este, bajando hacia el sur, continuando por el oeste y terminando por el norte hasta que sientas que vuelve a conectar con el punto de origen. Cuando sientas que estás cómodo/a en el círculo, siéntate en el centro y cierra los ojos. Coge en la mano la carta que le vas a leer a la diosa y medita sobre tu vida, sobre cómo te sientes y sobre lo que le vas a decir a ella. Abre los ojos, dirígete a ella diciendo:
DIOSA MADRE, YO, TU HIJO/A (NOMBRE) TE INVOCO.

Lee tu carta en voz alta, desde el corazón, y cuando termines, dale las gracias y despídete de ella diciendo:
SÉ QUE ME HAS ESCUCHADO, Y COMO HIJO/A TUYO/A, TE DOY LAS GRACIAS POR ATENDERME.

Desdibuja tu círculo imaginario en dirección contraria, o sea empezando desde el este, subiendo al norte, dirigiendo la mano hacia el oeste y bajando hasta el sur hasta que sientas que se vuelve a borrar al lado del este.
Entierra la carta en el lugar donde has estado leyéndola, y si estás en un interior, guarda la carta hasta que puedas enterrarla en el campo.

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