¿QUIERES VER DUENDES Y HADAS?
Sé que puede parecerte irreal, cosa de cuentos, pero los seres elementales de la Naturaleza realmente existen, están muy cerca de nosotros, y con un poco de preparación y mente abierta, podrás verlos…
QUÉ FORMA TIENEN:
Las criaturas del fuego son delgadas y secas, muy semejantes al chapulín o grillo, aunque de tamaño mucho más grande.
Las criaturas del aire parecen niños pequeños muy hermosos con rostros sonrosados como la aurora; los elementales del agua tienen diversas formas; algunas parecen como damas inefables, felices entre las olas del inmenso mar, otras tienen formas de sirenas peces, con cabeza de mujer, y por último hay ondinas que juegan con las nubes o moran en los lagos y ríos que se precipitan entre sus lechos de roca.
Los gnomos de la tierra, los pigmeos, parecen ancianos con su luenga barba blanca y continente ceremonioso. Ellos viven normalmente en las minas de la tierra o cuidan los tesoros que por ahí subyacen escondidos.
Todos estos elementales de la naturaleza son útiles en la gran creación; algunos animan el fuego, otros impulsan el aire formando los vientos, aquellos animan las aguas, estos otros trabajan en la alquimia de los metales dentro de las entrañas de la tierra.
CÓMO VERLOS
Lo primero que tienes que tener en cuenta es que forman parte de nuestro mundo y que merecen respeto, no se puede jugar con el tema a la ligera. Tienes que tener mente abierta y tener claro que lo que veas quedará para ti, sólo para ti, puesto que es un regalo que ellos te hacen. Tienes que prepararte enegéticamente durante un par de días. Puedes dejar de comer carne, o de fumar, o de mantener relaciones sexuales, etc, etc, lo que tú sientas que altera tu ser y te hacer ser menos perceptivo/a. Esos días de purificación te harán esperarlo de una manera más limpia y consciente. Elige un lugar tranquilo en un bosque, cerca de un lago, a la orilla del mar, o donde sientas que hay paz y que nadie hará ruido. Paséate por allí a pleno día pensando en lo que vas a pedir a la Madre Naturaleza, que te muestre a esos seres elementales que habitan en ella. Camina con respeto y con amor. Pide permiso desde el corazón, y cuando te vayas, da las gracias desde el corazón.
El día elegido, cuando esté oscureciendo, encamínate hacia el lugar elegido, y siéntate en un sitio donde estés cómodo/a. Si no hay un lugar cómodo en el que sentarte, te puedes llevar tu propia silla, no hay problema. Tienes que ir sin miedo, y sobre todo con mucho respeto. No hagas ruído, quédate quieto/a, y pídeles mentalmente que se dejen ver. Puede que veas sombras moverse entre los árboles, o deslizarse hacia ti, o danzar entre las ramas , o moverse a ras de suelo. No te asustes. No te muevas. Puede que no lo veas en la primera noche, pero prueba durante varios días y no pongas tu mente en ello. No pienses «no los voy a ver», «esto es imposible», «no existen», etc, etc, porque tú mismo/a te cerrarás la puerta.
Recuerda ir con actitud positiva y decidida, y no hacer cosas que los puedan asustar. Puedes llevarles algún regalo, como dulces, porque su aroma los atrae.
Si eliges la orilla del mar o un lago, puedes verlos danzar sobre la superficie, o bajo el brillo de la luna sobre el agua.
Los más difíciles de ver son las salamandras, o sea los elementales del fuego, pero si miras fijamente una hoguera, en ocasiones los puedes ver entre las llamas.
Si sigues las indicaciones que te doy, en muy poco tiempo podrás verlos.
Recuerda pedir permiso antes de entrar en ese lugar que has elegido, y tanto si los has visto como si no, dar las gracias cuando te vayas.
«Las almas de las plantas son los elementales de la Naturaleza. Estas criaturas inocentes todavía no han salido del Edén, y por lo tanto aún no han perdido sus poderes ígneos. Los elementales de las plantas juguetean como niños inocentes entre las melodías inefables de este gran Edén de la Diosa Madre del Mundo…»